viernes, 26 de octubre de 2012

18 días en Camboya (17): Phnom Penh

Salí de Pursat a las 7.30  rumbo a Phnom Penh, la capital de Camboya, trayecto por el que pagué 6 $. Debido a las inundaciones en carretera, tomé la precaución de precintar mi ropa dentro de varias bolsas de plástico en el interior de mi mochila-trolley Dekathlon porque en algunas zonas el agua llegaba al maletero del autobús. La carretera al final no estaba tan mal como esperaba aunque tenía algunos tramos llenos de agua, en uno de ellos un policía ordenando el tráfico con el agua hasta las rodillas. El trayecto a Phnom Penh con dos paradas incluidas a desayunar noodles y apestosas fritangas, duró algo más de 4 horas.


Me orienté muy bien a pie por Phonm Penh. Le pedí al conductor que me dejara en la intersección entre dos Boulevares principales y no tuve ni que coger tuk-tuk. Llegué caminando sin problemas a la Royal Guesthouse.

ALOJAMIENTO

La Royal Guesthouse me parece una buena opción por ubicación y precio. A pesar de ser “Lonely Planet recommended” mantienen un precio moderado.  12 $ por la habitación, muy cómoda. Queda muy cerca del museo y los monumentos principales.

ROYAL GUESTHOUSE
91 Eo, Street 154
Phsar Kandal II, Khan Daun Penh
Tel/Fax: (855-23) 218 026
Email: hou_leng@yahoo.com

VISITAS
Decidí pasar un solo día en Phonm Penh visitando el Museo y el Palacio Real y al día siguiente salir hacia Kampot a las 7.30 ( el billete me costó 5,50$).

Asi que comí algo en el restaurante del hotel y salí pitando hacia el Museo, Palacio Real y Pagoda.

Descarté visitar los Killing Fields y el Museo de Tuol Sleng (este ultimo no apto para impresionables). No porque no me interese la historia, sino porque los museos dedicados a la memoria de exterminios son sitios que me dan grima. Para deprimirme prefiero leer la prensa económica o el diario de sesiones del Congreso de los Diputados. 

MUSEO NACIONAL

El Museo Nacional (3$) tiene una colección de escultura khmer absolutamente maravillosa. Hay niños mendigando en la puerta. En el interior vendedoras de flores de jazmín e inciensos se colocan en cada sala esperando que caiga un donativo. La colección es espectacular. No se lo pierdan.

PALACIO REAL Y PAGODA DE PLATA

El Palacio Real y la Pagoda de Plata (entrada 6,25$) no me parecieron nada del otro mundo. Una visita para rellenar tiempo pero  tampoco imprescindible. No se puede acceder al recinto con shorts o tirantes, pero en la taquilla alquilan ropa.

El Palacio fue construido en 1886 por orden del Rey Norodom, que trasladó la capital desde Oudang.



Foto: Phochani Pavilion (Salón de baile)
Autora: Marta Leonor Vidal García
 
En estas fotos aparece la Sala del Trono o "Asiento Sagrado del Juicio" donde se exhibe el trono de los reyes de Camboya.




Fotos: Sala del Trono
Autora: Marta Leonor Vidal García


Foto: Hor Samran Phirun
Autora: Marta Leonor Vidal García

De camino al recinto de la pagoda de plata, en el muro que rodea el complejo se encuentran estas pinturas murales,bastante deterioradas, que representan escenas del Ramayana.
 


Fotos: Pinturas murales
Autora: Marta Leonor Vidal García

La llamada Pagoda de Plata es el templo Wat Preah Keo donde se exhiben los tesoros reales, estatutas de Buda, joyas y piedras preciosas. Su nombre viene de las más de 5000 baldosas de plata con que está cubierto el suelo. Delante de ella se encuentran estas stupas.




Fotos: templo Wat Preah Keo
Autora: Marta Leonor Vidal García

Finalizadas las visitas me acerqué a dar una vuelta por un parque y luego a patear por el muelle. 





Fotos: Boulverad Samdech Sothearos
Autora: Marta Leonor Vidal García

En general Camboya es un país totalmente seguro y sin criminalidad donde ni se te pasa por la cabeza la posibilidad de un robo, pero en Phnom Penh hay que tener un poco de precaución. Por la noche al salir la chica de recepción de la Royal Guesthouse me previene contra el riesgo de robos y tirones de noche y me insiste en que no me lleve la cámara réflex, que muchos huéspedes han  vuelto sin la cámara.

Después de dar unas cuantas vueltas sin que me convenciera la oferta gastronómica que iba encontrando y sin muchas ganas de seguir adentrándome en calles oscuras, volví a cenar al mismo restaurante del hotel. El "fish amok" estaba mucho más picante que el que había probado en Siem Reap pero estaba bueno.

Y al día siguiente empezaba mi ruta hacia el sur de Camboya.


Anteriores entradas: Un viaje más allá de Angkor; Llegada a Siem Reap bajo el diluvio; Los templos de Angkor: consejos; los templos Roluos; Banteay Srei y Pre Rup; Banteay Samre y Mebon Oriental; Ta Som, Neak Pean y Preah Khan; Prasat Kravan, Srah Srang y Banteay Kdei; Ta Prohm, Ta Keo, Chau Say Tevoda y Thommanon; Bayon; Baphuon, Terraza de los Elefantes, Terraza del Rey Leproso, Palacio Real, Phimeanakas, Preah Pithu, Puerta Sur; Angkor Wat; Beng Mealea, el templo invadido por la jungla; Battambang; Pursat: la aldea flotante de Kampong Luong; Pursat: el último tren de bambú. 

martes, 23 de octubre de 2012

18 días en Camboya (16): Pursat (II): el último tren de bambú

El tren de bambú o lorry no es más que una tabla de madera acoplada sobre unas ruedas y propulsada con un motor de lancha con la que se hacen recorridos por una vía de tren por la que no circulan trenes, obviamente. Sirve tanto de transporte de personas como de mercancías, motos, animales y se convirtió en un medio de transporte muy popular en Camboya por su bajo coste en los años 80 tras la caída del régimen de los Jemeres Rojos, en un país asolado y sin infraestructuras de transporte.

En las vías a veces vienen dos trenes de bambú de frente y el que lleva menos peso tiene que parar, desmontar la plataforma para dejar paso y cuando ha pasado el otro tren, volverlo a armar, como en esta escena en la que tuvimos que parar a dejar pasar a un tren con vacas. 



Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García
  
Sin horarios predeterminados, sale cuando se llena y es un medio de transporte en extinción. Ya extinto como tal en Battambang donde solo se utiliza para pasear turistas. En el año 2011 aún sobrevivía como una reliquia en Pursat aunque con los días contados. Y no me quise perder la experiencia de viajar en este original medio de transporte, sin seguro de viajero ni de responsabilidad civil.


 

Foto: paisajes desde el tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García

Noelia me había recomendado que hiciera el tren de bambú en Pursat además de porque es todavía un tren todavía en funcionamiento donde viajas con camboyanos que que los utilizan para ir a trabajar y desplazarse sino también porque tiene mucho mejores vistas  que el de Battambang.



Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García

Me cobraron 10 $ por el recorrido completo de ida a la ultima parada y vuelta a Pursat que me llevo 4 horas y media en total. En Pursat estuve esperando bastante hasta que se llenó el tren. Hasta las 11.00 no salió el tren de bambú, lleno de gente, con motos, cajas, sacos, botellas...y una guiri a bordo. Los laterales de la plataforma no son una buena zona para sentarse. Te llevas todos los golpes de las ramas del camino, lleno de árboles. Me atacaron unos saltamontes que más bien parecían langostas, arañas, bichejos varios…


Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García



Creo que el mayor "show" fue llevarme a mi a bordo y hubiera justificado que les cobraran un extra a los pasajeros, que estaban la mar de entretenidos observando al bicho raro que les acompañaba en el trayecto. Mi exceso de altura y mi piel bronceada en aquel momento no encajan en los parámetros estéticos camboyanos. El bronceado, asociado a trabajos en el campo, es algo inconcebible en las mujeres camboyanas, que van en verano con una especie de pijamas de manga larga de tejido brillante y estampados florales horrorosos, más sombrero o visera y tapabocas las más exageradas. Una señora camboyana en el tren me miraba con lástima la cara y los brazos, tocándome la piel de la frente con cara de espanto, señalando al sol y preguntándome en khmer por qué no me cubría con un sombrero y un pijama  como el suyo.


Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García


La ida son más de 2 horas contando paradas a cargar gente y varios desmontajes del tren al cruzarse por el camino con otro. Al final del trayecto se llega a un pueblo con un puente y un montón de motos esperando cargar pasajeros. Creo que a unos chicos de un blog que leí y que se quedaron en la parada luego les pedían 25 $ por llevarlos de vuelta a Pursat en las motos.


Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García


Yo me volví a Pursat en el mismo tren y cuando llevábamos media horita escasa de trayecto, empezó mi pesadilla viajera: el diluvio. Me empapé totalmente los pantalones (unos pantalones tipo turco que había comprado en Angkor porque me parecía cómodo el tejido), que empezaron a desteñir riadas de tinta azul que mojaban la plataforma del tren. Mis piernas se quedaron literalmente teñidas de azul cobalto como las paredes de la casa de Frida Kahlo. Luego al llegar a Pursat al hotel descubriría para mi desesperación que no conseguía quitarme el color azul ni con jabón.Y un par de días anduve con medio cuerpo con una ligera sombra azul como de pitufo desteñido.

No sé si los que vayan ahora tendrán todavía la oportunidad de hacer este recorrido en el tren de bambú que hice en octubre de 2011 pues la idea es que el último tren de bambú deje de funcionar tal como ya ha sucedido en Battambang. Mientras siga, a disfrutarlo.




Fotos: paisajes desde el tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García